¿Los dos Budas?
El “Buda
delgado” y de facciones estilizadas se llamaba Siddartha Gautama, vivió en el sub
continente indio entre los siglos V y IV antes de cristo. Si bien inicialmente
Gautama venía de una familia de nobles, él decidió salir de las paredes de su
palacio y renunciar a los lujos, para vivir la realidad a la que se enfrentaban
el resto de los humanos. Con el tiempo,
se convirtió en Buda. La palabra “Buda” significa “el iluminado”. El buda Gautama fue un asceta, yogui y
filósofo muy sabio sobre cuyas enseñanzas se fundó el budismo. Se le retrata
delgado porque como parte de su religión y filosofía de vida tenía un régimen
de ayunos.
El
“buda sonriente” o “buda gordito” es proveniente de China y el sudeste
asiático. Es un monje budista cuyo nombre es Hotei, pero le llaman “Bu-Tai” que
quiere decir “saco de tela”, haciendo referencia a que siempre llevaba una
bolsa y daba regalos a los niños. Es un personaje que empieza a figurar en la
historia del budismo a partir del siglo IX de nuestra era. Lo cierto es que se
trata de una figura popular que, en el contexto del budismo chino, es identificado
como un símbolo de alegría y contentamiento, un monje que es feliz con lo que
entra en su saco y que, además, da alegría a los demás. El representarlo
"gordito" equivale a representar abundancia, en todos los sentidos.
Ahora
que ya conocemos ambas historias, si hacemos una comparación podemos ver que el
Buda Gautama es el primer iluminado. Es decir, aquél con el que inicia el
budismo. Mientras que Hotei es un monje budista que existió varios siglos
después y ciertamente fue muy carismático. Muy posiblemente, la similitud de
sonidos entre Buda y Bu-Tai es la responsable de la confusión que ocurre con
ambos personajes en el mundo occidental. Lo cual es un detalle muy interesante
a tomar en cuenta
Y así
termina nuestro post el día de hoy; dándonos una lección sobre la importancia
de reparar en los detalles, por más pequeños que estos nos puedan parecer.
Esperamos que ahora, al ver nuestras pulseras y bendiciones apreciemos los
detalles detrás de los amuletos, que siempre estarán ahí para todo aquel que sepa
dónde mirar.
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